Hace poco tiempo que la virtualidad se ha instalado en nuestra existencia como algo cotidiano. Pero tras sólo unos años de vida, parece ya una palabra gastada, tremendamente cansada. La dosis extra de pretendida modernidad que dicho término conlleva, la ha convertido en más de una ocasión en un aditivo -casi un obligado marchamo- de todo aquello que el marketing quería vender como avanzado o futurista.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario